EL
MUNDO
20 febrero
2020
Un
estudio revela cómo influye en la salud de las mujeres la insatisfacción con el
tamaño de los pechos
Gema García Marcos
Demasiado grandes, demasiado
pequeños... Aunque pueda parecer una auténtica barbaridad (que lo es), dos de
cada tres mujeres de este planeta -un 70,7%- se sienten insatisfechas con el
tamaño de sus pechos, según concluye un estudio publicado a principios de este
mes.
¿Alucinante, verdad? Pues todavía hay más. En esta
investigación, liderada por el profesor de la Anglia Ruskin University
(Cambridge, Reino Unido) Viren Swami y en la que se
analizaron los datos de 18.541 féminas de 40 nacionalidades con una edad media
de 34 años, se revela que el 48% de las encuestadas anhelan tener una talla de
sujetador más grande; que al 23%, en cambio, le gustaría tenerla más pequeña; y
que sólo el 29% se siente feliz tal y como es.
Swami y su equipo averiguaron,
además, que brasileñas, japonesas, chinas, egipcias y británicas son las más
descontentas mientras que las encuestadas en Ghana, Colombia, España, Paraguay
e Indonesia se muestran mucho más satisfechas. También que en India, Pakistán,
Egipto, Líbano y Reino Unido, el ideal de seno es más grande; mientras que en
Japón, Filipinas, Alemania, Austria y Malasia prefieren el más pequeño.
Para llegar a estas conclusiones, entre otras cosas, los
autores del informe mostraron a las participantes fotografías con diferentes
tamaños de pechos para que éstas dictaminaran cuáles eran los más similares a
los suyos y cuáles les gustaría tener. De igual modo, indagaron sobre su peso,
su percepción de su propia imagen corporal, su perfil psicológico, su estatus
económico y su consumo de medios de comunicación.
Autoexploración
A pesar de que el ideal varía dependiendo de los diferentes
cánones de belleza de cada cultura, en esta investigación se deja muy claro
que, puestas a escoger, la opción ganadora sería tener más, un dato que tiene
su reflejo más directo en el incesante aumento de operaciones de cirugía
estética.
La buena noticia es que esta insatisfacción, al parecer, se
cura con el paso de los años ya que las encuestadas de mayor edad mostraron
unos índices superiores de autoaceptación. Un hecho
que, según los expertos, puede deberse al cambio psicológico que implica la
concepción del pecho más allá del punto de vista estético que acarrea la
maternidad.
El asunto, aunque bastante revelador, podría parecer 'algo
meramente superficial' si no se tiene en cuenta el segundo gran dato que obtuvo
este grupo de investigadores: aquellas mujeres que se sienten menos satisfechas
son también las que menos atención prestan a sus mamas desde el punto de vista
de la salud. Además de no estar tan pendientes de los cambios que se producen
en ellas, suelen pasar por alto ese gesto tan sencillo y que tantas vidas puede
salvar que es la autoexploración.
¿Por qué no nos
gustamos?
"En este tema influyen muchos aspectos, no solamente el
papel de la belleza en la mujer a lo largo de los años y lo que eso afecta en
lo transgeneracional (que ya lo llevamos a nuestras
espaldas), sino el rol de la familia, que es absolutamente crucial en todo lo
que tiene que ver con la aceptación del niño tal y como es. Probablemente, no
nos gustamos porque los adultos que han sido nuestros referentes, tampoco se
gustan a sí mismos ", explica Marta Martín, psicóloga (col. M-27551).
¿Qué podemos hacer remediar esta situación? ¿Se puede
lograr? "En la clínica, veo cada vez más personas que lo consiguen, pero
no es un trabajo fácil; requiere darse cuenta y aceptar, sobre todo, aquello
que detestamos más de nosotros mismos. Cosas que, muchas veces, vemos
reflejadas en otras personas que nos sirven de espejo (en psicología lo
llamamos proyección), y que no queremos mirar", asegura la psicóloga.
Sin embargo, añade, "en una era donde lo que quiero lo
tengo ya, no me planteo ir a un psicólogo para ver si puedo aceptarme tal y
como soy, porque eso lleva mucho trabajo. Si hay algo que no me gusta, me lo
cambio y listo, ¿pero me acepto?".
Marta Martín señala que "las redes sociales y el porno
influyen muy negativamente en todo esto, ya que los cuerpos que aparecen no son
naturales; son anatomías 'moldeadas' para que los patrones de excitación se
vean condicionados por ellos, cerrando el círculo vicioso y
retroalimentándose", concluye.